A través de imágenes digitales de alta resolución, un grupo de arqueólogos analizó los tatuajes de una mujer momificada de la cultura Pazyryk, la cual habitó las montañas de Altai, ubicadas en Rusia, China, Mongolia y Kazajistán. Los Pazyryk, que existieron entre el siglo VI y el II a. C., eran jinetes nómadas reconocidos por tallar petroglifos y construir túmulos funerarios congelados, denominados kurganes.
Aunque los tatuajes de esta cultura son de gran importancia para conocer más sobre la Edad de Hierro en la vasta región de Siberia, a menudo se han analizado desde una perspectiva principalmente simbólica. Así lo plantean los autores del reciente estudio publicado en la revista especializada Antiquity, quienes agregan que la falta de acceso a datos de calidad ha dificultado la investigación de esta antigua práctica.
Es por ello que, liderados por Caspari, los científicos se propusieron utilizar fotografía digital de infrarrojo cercano, sumadas a evidencia experimental. Básicamente, realizaron un escaneo tridimensional de la mujer Pazyryk momificada, de 2.000 años de antigüedad, “con una resolución submilimétrica recientemente disponible”.
De esa manera, los investigadores encontraron que los tatuajes del antebrazo derecho eran más detallados y técnicos, en comparación con los del izquierdo, por lo cual se cree que fueron obra de diferentes tatuadores, o de uno solo, pero en diferentes etapas o fases. Esto podría indicar, según el artículo, que el tatuaje no era una práctica sencilla o poco significativa para la cultura Pazyryk.
De acuerdo con Caspari, este estudio ofrece una “nueva forma de reconocer la autonomía personal en las prácticas de modificación corporal prehistórica. El tatuaje surge no solo como decoración simbólica, sino como una artesanía especializada que exigía habilidad técnica, sensibilidad estética y formación formal o aprendizaje”. Los tatuajes representan distintos animales, como tigres y ciervos, e incluso lo que parecen ser escenas de caza.